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Fredy Libreros

Columna de Opinión

La envidia, ¡un mal que aqueja a muchos!

En nuestra sociedad es muy frecuente y resulta fácil de detectar, cuando un ser humano sufre de este letal sentimiento, siempre se esta reparando y siempre se compara con otros, para dejar entrever el disgusto que le ocasiona el saber que el vecino, que el amigo o el compañero de trabajo, tiene las oportunidades de poseer mejores cosas y bienes, y lo peor de todo esto es que va creando resentimientos en su vida, que fácilmente pueden desencadenar en actos tanto para el que padece de la enfermedad de la envidia, como para el que se toma de referencia.
Pero, ¿qué es la envidia? Y ¿cómo descubrir a una persona envidiosa?, amigos y amigas, la envidia es un sentimiento negativo del que poco se habla y se sufre en mayor o menor grado de la vida. Se trata de un tipo de reacción que tienen la mayoría de los seres humanos, y de aquí pueden surgir las mayores aberraciones, tanto en sufrimiento personal como de proyección hacia los demás.
La envidia amigos, es tan dañina, que muchos frecuentan hasta brujos para aminorar o empequeñecer la felicidad que posee una persona o una familia, no concibe que otros sean felices, la risa y la alegría de otros les produce ira, la envidia hace desear lo peor a otras personas, incluso, no han observado ustedes algunas veces un automovil nuevo que su pintura ha sido totalmente rayada, fruto de la envidia del otro, por no poder poseer un vehículo nuevo de esas características.
La envidia empieza a surgir en los primeros años de vida, cuando el niño comienza a relacionarse con su grupo familiar, social, con su entorno, si el niño se siente amenazado en su terreno y en lo que más quiere, tiene un sentimiento de vacío, deseará a toda costa conseguir todo lo que no posee o cree que no puede poseer, y esto se manifiesta con pataletas y rabietas, se hace necesario calmar esos disgustos con explicaciones lógicas, y enseñándole a dar, para que con ello vaya aprendiendo a tolerar sus frustraciones y controlar las conductias impulsivas, solo así aprenderá a respetar las diferencias y a valorar sus propias cualidades; es decir empezará a comprender y a madurar. Igual ocurre en nuestro hogar cuando estamos en la mesa consumiendo los alimentos, y que el niño o la niña empieza a reparar lo que le estan sirviendo, manifestando: “¿Por qué más comida para su hermano o por qué no me dan tal cosa?”. En fin comienza a denotar la envidia, y ahí es donde los padres debemos tener la sabiduría necesaria para orientar a nuestros pequeños, sino queremos que cuando grandes, sientan rabia por los triunfos de los demás y no aceptan que otros los superen. Pero lo más grave es que tampoco ellos, osea los que estan padeciendo este mal, hacen nada para lograr los objetivos; porque no los tienen, no se han fijado ningua meta en su vida, y si lo han hecho muchas veces, las han abandonado, las han dejado a la mitad del camino, responsabilizando a sus padres, la sociedad o el estado. Como característica fundamental, es que siempre buscan a quien echarle la culpa de su desgracia o ineptitud.
Si el niño que ha pasado por episodios de envidia constante, y nadie de su entorno le ha calmado esta ansiedad, crecerá con sentimientos de frustración y de vacío, será un adulto envidioso, contaminado por el rencor o los éxitos ajenos, incluso de su propia pareja y amistades.
Diferente es admirar a las personas por sus logros, eso no es envidiar, si no valorarlas y valorarse así mismo.
Si sufres la mirada y el constante ataque de personas envidiosas, trata de pasarlas por alto.
Por último, si eres envidioso y quieres salir de ello, la única formula es conectarse con Dios y después:
Primero: Sintiendo el cariño y el apoyo de los seres queridos.
Segundo: Desarrollando tu sentido del humor.
Tercero: Hallando tu propia identidad.
Cuarto: Siendo consciente de qué es lo prioritario en tu vida.
Quinto: Tolerando tus defectos y valorando tus cualidades.
Sexto: Valorando las cualidades ajenas en su medida.
O si prefieres seguir con ese sentimiento de envidia, lo que conseguirás será:
A: Bloquear el pensamiento creativo.
B: Generarás ansiedad, tristeza y rencor, lo manifestarás a través de miradas y frases inoportunas o frases calculadas para hacer daño.
Amigos, que Dios los bendiga, recuerden siempre, que es ¡mejor construir que destruir!, y a partir de hoy, cada que te encuentres con un amigo, valora siempre sus cualidades y nuca dejes que termine el día sin haberle servido a alguien.