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Fredy Libreros

Columna de Opinión

LAS TRES BARDAS

He encontrado una reflexión muy importante que desde la antigüedad o tiempos remotos son los causantes de infelicidad y de división entre muchos seres humanos. Sentimientos negativos que en nada contribuyen a un ambiente sano de paz, amor y felicidad, como son el odio, la envidia, el chisme, la imprudencia, y más concretamente deseo referirme al cuento callejero, al chisme, al bochinche, aquellos sentimientos negativos que en últimas buscan generar rechazo, odio o desaprobación ante aquellos que se espera una aceptación de sus actos y de manera irresponsable lanzan juicios a priori, destruyendo el capital o la buena imagen de las personas.
Pero sin duda alguna lo que buscan estos fieles del bochinche y de la desinformación con su comportamiento inaceptable es justificar su incapacidad e ineptitud ante la vida, son personas que por causa de la envidia, sienten rabia cuando ven a otros triunfar, ya que no pueden concebir el éxito en ellos.
Todos los fracasos, sus derrotas o su falta de competencia, las hacen evidenciar criticando y condenando a los demás sin justa causa en muchos de los casos. Están especializados en oponerse a toda idea que no venga de ellos, les amarga un dulce en la boca, le hacen malacara a un poste, son personas para quienes la felicidad no existe. Siempre están en crisis existencial permanente, son enfermos mentales o potenciales suicidas, pues todo les importa poco. Muy sabiamente decía mi abuelo: "cuídate de quien no tenga nada que perder".
Lo peor de estos seres es que con su actitud, hacen de su entorno un caos o un infierno donde arden sus frustraciones, estas se las dedican primero a su familia, con la cual jamás podrán convivir y a sus amigos, si es que han logrado generar cariño y afecto en alguno. Por el contrario, pienso que se unen con aquellos que comparten su patrón de comportamiento, es decir con los que sólo saben expeler veneno contra todas las personas que les rodean. Desde esta columna les envío a todos aquellos que sólo tienen odio en sus corazones, muchas bendiciones, que Dios en su infinita sabiduría los colme de amor en su vida, para que los ayude a transformar y así lograr un verdadero sentido de la existencia.
Transcribo el mensaje de las tres bardas.
Un discípulo llega muy agitado a la casa de Sócrates y empezó a hablar de esta manera:
-Maestro, quiero contarte cómo un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia…
Sócrates le interrumpió diciendo:-¡Espera! ¿Ya hiciste pasar a tráves de la Tres Bardas lo que me vas a decir?
-¿Las Tres Bardas?
-Sí –replicó Sócrates -La primera es la VERDAD
¿Ya examinaste si lo que me quieres decir es verdadero ¡en todos sus puntos?
-No… lo oí decir a unos vecinos…
-Pero al menos lo habrás hecho pasar por la segunda barda que es la BONDAD
¿Lo que me quieres decir es por lo menos bueno?
-No, en realidad no; lo contrario…
-¡Ah¡ -interrumpió Sócrates- Entonces vamos a la última barda ¿Es NECESARIO que me cuentes eso?
-para ser sincero, no; necesario no es…
-Entonces –sonrió el sabio –Si no es verdadero, bueno, ni necesario…
…Sepultémoslo en el olvido…